El mundo de los negocios está lleno de historias interesantes y una de ellas es la crónica de dos marcas italianas que lucharon por tener los mejores automóviles deportivos: Ferrari y Lamborghini.
El toro y el caballo, ambas marcas sinónimo de riqueza y velocidad, han sido rivales desde que dos hombres de la región italiana Emilia-Romagna tuvieron un enfrentamiento.
Ferruccio Lamborghini era el joven hijo de una familia de granjeros de uvas que siempre tuvo una inclinación por la mecánica. Luego de servir en la Real Fuerza Aérea italiana en la Segunda Guerra Mundial, aprovechó el ambiente de la post guerra para transformar camiones y otras máquinas bélicas en tractores para granjas.
Su inventiva le generó tanta riqueza que pudo comprar automóviles de lujo como Alfa Romeos, Lancias, Maseratis, Mercedes-Benz y en 1958 su primer Ferrari, un 250GT. Ferruccio amaba su auto y pronto aumentó su colección e incluso trató de participar en carreras profesionales. Sin embargo, como tenía buen ojo para la mecánica, pronto notó algunos detalles de su auto que podrían mejorar. Decía que los automóviles Ferrari eran demasiado ruidosos y toscos para maniobrar en el camino.
Del otro lado de la historia tenemos a Enzo Ferrari, un hombre que después de la Primera Guerra Mundial trató de conseguir, sin éxito, trabajo en la firma automotriz Fiat. Un día compró un Alfa Romeo usado que modificó para competir en carreras profesionales. Años después, el hombre abriría la Scuderia Ferrari.
Sin embargo durante la guerra con los Aliados, Ferrari se vio obligado a trabajar con el gobierno fascista de Benito Mussolini. Tiempo después, sus autos serían de los más reconocidos en los circuitos de carrera profesional de Italia.
Enzo Ferrari y Ferruccio Lamborghini
Fue en esa época en que uno de los Ferrari de Ferruccio Lamborghini se descompuso. Al tratar de arreglar el auto, el granjero notó que el clutch era el mismo que utilizaba para sus tractores. Impresionado, Lamborghini fue directamente con Enzo Ferrari para pedirle que mejorara la pieza para que fuera más resistente. Ferrari se ofendió y le respondió diciendo que no era más que un constructor de tractores “que no sabía nada de autos deportivos”.
Lamborghini se sintió humillado y decidió transformar su afición en una herramienta para demostrarle a Ferrari que se equivocaba. Desde entonces surgió una fuerte rivalidad entre ambos hombres ya que el constructor de tractores prometió que construiría el mejor automóvil deportivo del mundo.
De inmediato instaló una fábrica en Sant’Agata Bolognese y tan sólo cuatro meses después de la confrontación con Ferrari, develó el Lamborghini 350 GTV en el Motor Show de Turín de 1963. Para finales de 1964, Lamborghini había vendido sus primeros 13 autos.
Desde entonces, ambas compañías lucharon por destacarse en el mercado. En 1966, Lamborghini presentó el Miura, un modelo que implementaba el motor central V12 que en un principio fue despreciado por Ferrari. No obstante, se vio obligado a implementarlo cuando las demás marcas deportivas empezaron a obtener resultados positivos en las carreras.
Por otro lado, Lamborghini jamás pudo superar la huella dejada en las competencias por Ferrari ya que desde un principio Ferrucio destacó que las carreras no le eran rentables y que prefería “competir en la calle”.
Hoy en día la rivalidad parece haberse diluido. La marca Ferrari pertenece a FIAT y Lamborghini a Audi, pero sin duda la historia de estos dos italianos deja buenas lecciones sobre el trato que se les debe dar a los clientes insatisfechos. Nunca sabes quién puede convertirse en tu competencia.
El toro y el caballo, ambas marcas sinónimo de riqueza y velocidad, han sido rivales desde que dos hombres de la región italiana Emilia-Romagna tuvieron un enfrentamiento.
Ferruccio Lamborghini era el joven hijo de una familia de granjeros de uvas que siempre tuvo una inclinación por la mecánica. Luego de servir en la Real Fuerza Aérea italiana en la Segunda Guerra Mundial, aprovechó el ambiente de la post guerra para transformar camiones y otras máquinas bélicas en tractores para granjas.
Su inventiva le generó tanta riqueza que pudo comprar automóviles de lujo como Alfa Romeos, Lancias, Maseratis, Mercedes-Benz y en 1958 su primer Ferrari, un 250GT. Ferruccio amaba su auto y pronto aumentó su colección e incluso trató de participar en carreras profesionales. Sin embargo, como tenía buen ojo para la mecánica, pronto notó algunos detalles de su auto que podrían mejorar. Decía que los automóviles Ferrari eran demasiado ruidosos y toscos para maniobrar en el camino.
Del otro lado de la historia tenemos a Enzo Ferrari, un hombre que después de la Primera Guerra Mundial trató de conseguir, sin éxito, trabajo en la firma automotriz Fiat. Un día compró un Alfa Romeo usado que modificó para competir en carreras profesionales. Años después, el hombre abriría la Scuderia Ferrari.
Sin embargo durante la guerra con los Aliados, Ferrari se vio obligado a trabajar con el gobierno fascista de Benito Mussolini. Tiempo después, sus autos serían de los más reconocidos en los circuitos de carrera profesional de Italia.
Enzo Ferrari y Ferruccio Lamborghini
Fue en esa época en que uno de los Ferrari de Ferruccio Lamborghini se descompuso. Al tratar de arreglar el auto, el granjero notó que el clutch era el mismo que utilizaba para sus tractores. Impresionado, Lamborghini fue directamente con Enzo Ferrari para pedirle que mejorara la pieza para que fuera más resistente. Ferrari se ofendió y le respondió diciendo que no era más que un constructor de tractores “que no sabía nada de autos deportivos”.
Lamborghini se sintió humillado y decidió transformar su afición en una herramienta para demostrarle a Ferrari que se equivocaba. Desde entonces surgió una fuerte rivalidad entre ambos hombres ya que el constructor de tractores prometió que construiría el mejor automóvil deportivo del mundo.
De inmediato instaló una fábrica en Sant’Agata Bolognese y tan sólo cuatro meses después de la confrontación con Ferrari, develó el Lamborghini 350 GTV en el Motor Show de Turín de 1963. Para finales de 1964, Lamborghini había vendido sus primeros 13 autos.
Desde entonces, ambas compañías lucharon por destacarse en el mercado. En 1966, Lamborghini presentó el Miura, un modelo que implementaba el motor central V12 que en un principio fue despreciado por Ferrari. No obstante, se vio obligado a implementarlo cuando las demás marcas deportivas empezaron a obtener resultados positivos en las carreras.
Por otro lado, Lamborghini jamás pudo superar la huella dejada en las competencias por Ferrari ya que desde un principio Ferrucio destacó que las carreras no le eran rentables y que prefería “competir en la calle”.
Hoy en día la rivalidad parece haberse diluido. La marca Ferrari pertenece a FIAT y Lamborghini a Audi, pero sin duda la historia de estos dos italianos deja buenas lecciones sobre el trato que se les debe dar a los clientes insatisfechos. Nunca sabes quién puede convertirse en tu competencia.
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